Gdansk, la joya ámbar de Polonia
Descubrir Polonia fue una verdadera sorpresa en muchos sentidos. Un país que marcó el comienzo de la guerra más sangrienta de la historia y sufrió el Holocausto o "solución final" ideada por el nazismo de Hitler.
Con una población de más de 38,5 millones de personas, Polonia es el 34.° país más poblado del mundo, y el sexto más poblado de la Unión Europea. Resulta sorprendente pensar que con todo lo sucedido en este país, haya podido conservar gran parte de su riqueza cultural.
Nuestro primer destino dentro de Polonia, fue Gdansk. Allí grabamos con un niño y una niña polacos la mar de simpáticos. Gdansk es una ciudad en el norte de Polonia que tiene una población de unos 500 mil habitantes. Es un puerto importante del mar Báltico y centro de la industria de maquinaria y petroquímica.
Llegamos a Gdansk y acampamos cerca de la playa, a una media hora en tranvía hasta el centro de la ciudad. Cuando paseas por las calles Dlugi Targ y Dluga puedes tomarte tu tiempo observando cada uno de los edificios que representan una belleza dentro del arte arquitectónico. Son construcciones principalmente de la Edad Media.
Aunque la ciudad fue reconstruida tras la II Guerra Mundial, esto no le quita ni un ápice de encanto. En los 80 fue especialmente importante gracias a un obrero de los astilleros de Gdansk que lideró una huelga. Su nombre es Lech Walesa y el movimiento social en el cual se convirtió el sindicato (primero de Europa) detrás del telón de acero, fue el denominado "La Solidaridad". Walesa es Premio Nobel de la Paz e iniciador de los cambios en esta parte de Europa, por lo que le dan a la ciudad el derecho de proclamarla la "Ciudad de la Libertad".
La Ruta Real y calles adyacentes forman el casco antiguo con la preciosa Iglesia de Santa María, considerada como la iglesia de ladrillo mas grande de Europa. La fuente de Neptuno se encuentra muy cerquita del ayuntamiento (Ratusz). Destaca no sólo su fachada, sino también la alta torre que se levanta desde el edificio y que está rematada por una estatua del Rey Segismundo II.
Al final de la calle y una vez cruzada la Puerta Verde (Zielona Brama) se llega al paseo a lo largo del río. En sus muelles hay que destacar algunas casas museo de antiguos comerciantes y el Museo Arqueológico. Pero su gran símbolo es el monumento de la técnica antigua, la grulla. En polaco “grulla” es una grúa portuaria. En Gdansk conservan una de las más antiguas conservadas en Europa. Se trata de la grúa medieval que antaño servía para descargar productos, sobre todo el trigo, transportado en barcazas por el río Vístula desde el sur de Polonia.
Continuando por el paseo marítimo, se llega a la Puerta de Santa María. Construida en ladrillo y rematada por dos torres en los extremos, esta puerta da entrada a la calle Mariacka, en donde se puede encontrar gran parte de las joyerías de ámbar. Al final de la calle Mariacka está la gran Basílica de Nuestra Señora (Bazylika Mariacka), es un enorme edificio de ladrillo (de hecho es la mayor iglesia de Europa construida en ladrillo).
Si por algo es famosa esta ciudad es por ser la capital del ámbar. Gracias a los bosques de pinos prehistóricos que alguna vez crecieron allí, la costa del Mar Báltico es la fuente del alrededor del 80%del ámbar del mundo. Esta hermosa piedra semi-opaca se forma de resina de árbol fosilizada en un proceso que dura aproximadamente 40 millones de años.
Dependiendo de su edad, el ámbar varía de color, desde blanco, amarillo y verde a rojo, marrón y negro. Los ejemplos más preciados contienen restos de plantas, insectos o incluso pequeños vertebrados que quedaron atrapados hace millones de años!
A lo mejor te suena el nombre de este lugar por alguna razón que desconoces... aunque tal vez la razón es porque fue sede de la selección española de fútbol durante la Eurocopa del 2012. Allí jugaron los partidos de la primera fase de grupos.
Os dejamos un pdf imprescindible de esta hermosa ciudad y un video de animación que estuvo en la Expo de Shanghai sobre la historia de Polonia
una preciosidad. Me dejáis con la boca abierta, un abrazo, Mila