Auschwitz – Birkenau, la prueba del horror
En Auswitch se tiene una sensación muy extraña. Sientes en el ambiente el horror… Respiras un aire enrarecido que hace que el paseo se convierta en un museo del terror aunque solo contemples barracones o ladrillos apilados…
Y le pasa a todo el mundo… Aunque hay muchos turistas, no se escucha ni un solo ruido en todo el recinto. Se ve en las caras de los demás lo mismo que estas sintiendo tú. Si alguien me pregunta que fue lo peor que vi a lo largo de todo mi viaje, sin duda fue este lugar, que setenta años después sigue recordando la cara más atroz del ser humano. Hemos recorrido otras partes del mundo en que los genocidios pueden compararse a este o incluso hayan sido peores, pero no existe la oportunidad de contemplarlo de una manera tan visual como en este lugar.
Durante los cinco años que duró la II guerra mundial, el campo de concentración de Auschwitz suscitaba terror entre la población de los países ocupados por los nazis.
Creado en 1940 y destinado en principio a prisioneros políticos polacos, se convirtió mas tarde en un campo internacional. Los nazis comenzaron a traer aquí a personas de toda Europa, la mayoría judíos, pero también un numeroso grupo de prisioneros de guerra soviéticos y gitanos. La idea principal de este campo de concentración era paliar la situación en que se hallaban las cárceles de Silesia que, a estar demasiado llenas, no podían albergar a nuevos prisioneros.
El campo llegó a contar con 28 edificios de 2 plantas, mas las cocinas y almacenes. El campo lo componían unos 13.000 prisioneros, llegando en el 1942 a los 20.000. Con el aumento de presos, en el 41, se construyó un segundo campo que se llamaría Auschwitz II-Birkenau y seguidamente un red de campos subordinados, ubicados cerca de minas y grandes fabricas donde aprovechaban a los prisioneros como mano de obra.
Auschwitz I y II son campos que se conservan como "museo" y son los que visitamos durante todo un día. Se conservan crematorios, cámaras de gas, un estanque de cenizas, la plataforma ferroviaria donde se realizaban la selección de deportados, barracones, etc.
Parte de las instalaciones fueron totalmente destruidas para borrar secuelas criminales. El museo las reconstruyó y ubicó en los lugares donde originalmente se hallaban, como es el caso del pabellón de ejecuciones y la horca colectiva
Los prisioneros tenían que atravesar todos los días una puerta adornada con una frase que rezaba “Arbeit macht freí” (El trabajo os hará libres). En una pequeña plaza al lado de la cocina, la orquesta del campo tocaba marchas para agilizar las salidas y entradas de miles de reclusos, facilitando a los SS el trabajo de recuento.
Este campo de concentración se convirtió en el mayor centro exterminador de judíos europeos, cuya gran mayoría pereció en las cámaras de gas. También fallecieron a causa del hambre, del durísimo trabajo al que eran sometidos o terribles experimentos
La mayoría de los judíos condenados al exterminio, llegaban convencidos de que las SS trataban de establecerlos en los territorios del Este europeo. Los nazis engañaron de este modo sobre todo a judíos de Grecia y Hungría, a quienes vendían unas parcelas inexistentes para supuesta edificación de viviendas, granjas o comercios, o les ofrecían puestos de trabajo en unas empresas industriales también inexistentes. Por lo tanto los deportados traían consigo los objetos más valiosos de entre sus bienes.
La distancia que separaba sus países de origen de Auschwitz podía llegar a ser de hasta 2.400 kilometros. Recorrian ese camino en vagones de mercancías precintados y sin recibir alimento alguno. El viaje podía durar incluso hasta 10 días y esto hacia que cuando se abrían los cerrojos de los vagones, una parte de los deportados, sobre todo, ancianos y niños, estuviesen muertos.
Los trenes llegaban al apeadero en Birkenau, donde los oficiales y médicos de las SS realizaban una selección de prisioneros para separar a las personas con capacidad de trabajar y las que serian destinadas directamente a la cámara de gas. Según declaraciones de Rudolf Höss, el 75% de los deportados pasaban directamente a las cámaras de gas.
Tras la selección, por lo general los judíos se mostraban tranquilos, ya que se les indicaba que iban a ducharse. Les hacían desnudarse y les metían en una sala que simulaba ser un cuarto de baño repleto de duchas por las que jamás salía agua. Una vez precintado el cuarto herméticamente, los SS echaban, por unos agujeros especiales en el techo, el gas Zyklon B. La gente encerrada moría en 15 o 20 minutos.
A los nuevos prisioneros se les confiscaba su ropa y todo tipo de objetos personales. Al principio eran fotografiados y en el 43 se comenzó a tatuar el número de registro en sus antebrazos. Este fue el único campo hitleriano donde se aplicaba el tatuaje. Acorde Al motivo del arresto, los prisioneros llevaban triángulos de diferentes colores que, con los números, eran cosidos en los uniformes.
El triangulo rojo era delito político. Los judíos recibían la estrella formada por un triangulo amarillo y el otro del color correspondiente al motivo de su detención. El triangulo negro era otorgado a gitanos y prisioneros clsificados de asociales. Los testigos de jehova lo llevaban morado, los homosexuales rosado y verde los criminales.
Un tormento para los prisioneros eran las llamadas a formar filas para comprobar su número. En las revistas disciplinarias, los detenidos podían pasarse horas de rodillas o cuclillas o se les ordenaba mantener varias horas los brazos levantados.
El valor energético de la comida diaria estaba entre 100 y 1700 calorias. Café, sopa de verduras podridas pan negro y margarina. Se muestran en el museo fotografías tomadas después de la liberación de algunas reclusas que pesaban entre 23 y 35 kilos.
Los niños eran tratados exactamente igual que los adultos. Aunque en un mayoría eran judíos, también había gitanos, polacos y rusos. La mayoría de los niños judíos morían en las cámaras de gas momentos después de su llegada al campo. Algunos de ellos (por ejemplo los mellizos) serian para criminales experimentos.
Las condiciones de alojamiento aunque variaban en diferentes épocas, siempre eran terribles. Salas en las que difícilmente cabían 40 personas, dormían 200.
El campo de Birkenau contenía mas de 300 barracones, de las cuales se conservan intactas solo 45 de ladrillo y 22 de madera. El numero total de prisioneros llego a estar cerca de los 100.000 en agosto de 1944. En este campo faltaba agua, las condiciones higiénico sanitarias eran deplorables y los rincones estaban invadidos por ratas.
El campo femenino fue mudado a Auschwitz Birkenau en octubre de 1942, y María Mandel fue nombrada jefa de vigilancia. Cerca de un total de 1000 hombres y 200 mujeres de las SS sirvieron de vigilantes en todo el complejo de Auschwitz. De entre todos los funcionarios, solamente 750 fueron llevados a juicio, casi todos en relación con crímenes contra la población polaca. Höß dio una descripción detallada del funcionamiento del campo durante su interrogatorio en los Juicios de Núremberg, detalles que complementó en su autobiografía. Höss fue ejecutado en 1947 enfrente de la entrada al crematorio de Auschwitz I.
Durante los años de funcionamiento del campo, cerca de 700 prisioneros intentaron escapar del mismo, de los cuales solo 300 lo lograron. La pena aplicada por intento de fuga era generalmente la muerte por inanición, y sus familias eran arrestadas e internadas en Auschwitz para ser exhibidas como advertencia a otros prisioneros. El número total de muertes producidas en Auschwitz está todavía en debate, pero se estima que entre un millón y un millón quinientas mil personas fueron exterminadas allí.
La visita a este museo del horror hace que afloren sentimientos de vergüenza y odio hacia la barbarie que el ser humano es capaz de cometer.
En uno de los barracones a los que accedimos conocimos una mujer que había nacido allí. Le estaban haciendo una sesión fotográfica. Al acabar, la saludamos y nos enseñó en el barracón exacto donde ella había nacido. Llevaba tatuado un numero en la pierna. Ella estaba muy emocionada.. y nosotras realmente impresionadas...
La distancia entre un campo y otro es de tres kilómetros. Un autobús gratuito te traslada de uno a otro. En la parada vienen los horarios, aunque salen con bastante frecuencia. Aquí podéis consultar como llegar, las entradas y todo lo relacionado con la visita. Y en este otro enlace una infografía con detalles de los campos y datos interesantes
Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
María y Laura, gracias por el reportaje. Comprendo lo que decís que setisteis vergüenza… Yo también y más pensando que aún se sigue torturando, matando discriminando.
sin justicia, no hay paz. A ver si trabajamos para conseguir lo primero. Un abrazo,
Tienes toda la razón Mila. Este tipo de cosas siguen pasando
y hay que seguir como mínimo, denunciándolo para que deje de suceder. Un fuerte abrazo